p:first-letter { display:block; margin:5px 0 0 5px; float:left; color:#035EFC; font-size:60px; font-family:vivaldi; }

jueves, 24 de abril de 2014

El secreto de mi marido. Liane Moriarty

MMMmmm...

El atractivo de los secretos es un gancho infalible en una novela. Y ésta está muy bien escrita, bien estructurada, por lo tanto, atrapa.

Tres mujeres. Tres vidas. Tres historias. Y la trama se entreteje con hebras de cada una, obviamente, se tocan, se trenzan, se anudan... en El secreto. Con un estilo ágil, ameno, con buenos personajes cuyas vidas están marcadas, como la de todos, por alegrías y sinsabores y con el "hilo rojo" del suspenso, del misterio, disfrutamos de una buena novela. 

Las reflexiones sobre lo que ha pasado y cómo nos ha marcado son la línea conductora del relato que al final se cierra con los inevitables "y si..." ¿Qué hubiera pasado si...? ¿Hasta qué punto nuestro destino es azar?  Y ahí comprendemos otro montón de cuestiones.

Para pasar un muy buen rato.

Hay verdades que no deberías descubrir nunca.
Todo comienza con una carta que no debería haber encontrado:
“Querida Cecilia: Si estás leyendo esto, entonces habré muerto…”.

Imagina que tu marido te hubiera escrito una carta para que la abrieras después de su muerte. Imagina también que la carta contuviera su secreto más oscuro y mejor guardado, capaz de destruir vuestra vida juntos y también vidas ajenas. Imagina, entonces, que encontraras la carta mientras tu marido todavía estuviera en plenitud de facultades...
Cecilia Fitzpatrick lo tiene todo: lleva un negocio boyante, es un bastión de su pequeña comunidad y una esposa y madre abnegada. Su vida está tan ordenada e inmaculada como su hogar. Pero esa carta está a punto de echarlo todo por tierra, y no solo para ella: Rachel y Tess, que apenas la conocen ni se conocen entre sí, también van a sufrir las devastadoras repercusiones del secreto de su marido.
Liane Moriarty ha escrito una apasionante novela que nos dará mucho que pensar sobre hasta qué punto conocemos a nuestras parejas… y a nosotros mismos.

.

No hay comentarios: