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sábado, 30 de marzo de 2013

Pascua...

Fiesta del Espíritu.

Renacer. Paso. Vínculo.

De mí mismo a mí mismo... pero mejor. Porque desborda.

Comienza el camino hacia Pentecostés.
Aprovechemos!! Dios Resucitado está entre nosotros...
 
A partir de aquí...
Vivir conscientes de la dignidad de ser hijos de Dios.

Vivir en Amor. Y el Amor irradia.
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lunes, 25 de marzo de 2013

SÏ a la vida...

Sí a la vida!!

Somos custodios de la Creación, custodios de la VIDA, en el más amplio sentido. La vida física, pero también la vida espiritual, emocional, intelectual, social, en todos los ambientes donde nos toque estar.


¡¡Qué mejor canto a la VIDA y la ESPERANZA que esta imagen de Samuel Arms!!


25 de marzo.
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domingo, 17 de marzo de 2013

El insólito peregrinaje de Harold Fry. Rachel Joyce.

Un camino heroico que no podemos dejar pasar.

Una reflexión sobre la propia vida inevitable.

Vale la pena peregrinar con Harold Fry...



Argumento.


Harold Fry sale de casa una mañana para echar una carta al buzón, mientras su mujer pasa el aspirador en el piso de arriba. Recién jubilado, Harold está lejos de imaginar que se encuentra a punto de iniciar un viaje a pie de un extremo a otro del país. No lleva calzado adecuado, ni siquiera un mapa o una brújula o un impermeable o un teléfono móvil. ¿Para qué iba a necesitarlos? Tan sólo va al buzón de la esquina para responder a la misiva de Queenie Hennessy, una amiga de quien no había tenido noticias durante veinte años y que le ha comunicado que está ingresada en un hospital a punto de morir de cáncer. Pero, de camino al buzón, Harold cede inesperadamente a un impulso: enviar una carta no es suficiente, ha de llevarla él mismo a su destinataria. Por una vez en su vida, Harold toma una decisión de forma espontánea, convencido de que si él hace algo tan impensable como cruzar Inglaterra a pie, su amiga Queenie hará algo igualmente impensable y se curará.

 
Opinión.

El mismo peregrinaje que hace Harold Fry es el que hacemos nosotros como lectores. Una invitación a mirar nuestra vida que no nos deja indiferentes. Una reflexión constante, desde la sencillez, desde lo cotidiano, pero con profundidad. Así viví la lectura de “El insólito peregrinaje de Harold Fry” de Rachel Joyce.

Harold Fry es un héroe. La clase de héroe cotidiano en que cualquiera de nosotros puede convertirse cuando decide enfrentar su vida, asumir riesgos y  comenzar a construirse o reconstruirse. Y es que H Fry es un hombre de más de 60 años, jubilado y con una vida cargada de dolores y frustraciones, marcada por el desamor y el conformismo, acostumbrado a “dejar hacer,” sin reaccionar, hundiéndose a cada paso. Una carta de una querida antigua amiga significa para él lo que en el “camino del héroe” se llama el cruce del umbral.  La motivación para dar el gran paso y salir de su mundo conocido a otro lleno de incertidumbres y peligros. Pero es en este mundo, en este camino donde el viaje cobra dos dimensiones: hacia afuera, los kilómetros que va recorriendo y hacia adentro, los recuerdos y reflexiones que revisa y evalúa. Un viaje a lo distante y a lo más profundo de uno mismo, muchas veces, igual de desconocido y oscuro. “Harold ya no medía la distancia en km sino en recuerdos.” Su vida, su trabajo, su matrimonio con Maureen, su hijo David, su amistad con Queenie… ¡Qué ha hecho de su vida? ¿Qué puede hacer ahora? ¿Es tarde ya?

Maureen, la esposa, sin moverse de su casa, realiza el mismo viaje interior, las mismas preguntas y reflexiones, los mismos anhelos y temores. Tal vez esto los lleve a salvar lo que queda de sus vidas, de su matrimonio. Tal vez no sea tan tarde.

Como en todo viaje heroico el mayor obstáculo por vencer es uno mismo, las propias debilidades y flaquezas, equiparadas simbólicamente con las dificultades y sinsabores del viaje. “El viaje se había convertido en una batalla contra si mismo abocada al fracaso.”    Y los apoyos y las ayudas externas, como asistencias divinas, son las ancladas en el amor, motor de de la vida.

Tal vez se pueda resumir, sólo tal vez, la esencia de este peregrinaje, de esta novela en el siguiente fragmento:


“Era la fragilidad de la gente lo que lo llenaba de asombro y ternura, así como la soledad intrínseca a cada ser humano. El mundo estaba hecho de personas que, como él, se limitaban a dar un paso tras otro, y una vida cualquiera podía parecer vulgar y corriente sencillamente porque quien la vivía llevaba mucho tiempo haciéndolo. Harold ya no podía cruzarse con un desconocido sin reconocer que todas las personas eran iguales y únicas a la vez. Tal era la paradoja de la condición humana.”


Esa fragilidad es, en realidad, heroica. Harold Fry podemos ser cualquiera de nosotros. El matrimonio de Harold y Maureen podría ser el de cualquiera de nosotros. La rutina de la vida diaria, el trabajo, el dejarse estar puede ser de cualquiera. Y cualquiera puede ser heroico. Sólo hay que decidirse. Un viaje de descubrimiento, gratificante y doloroso a la vez, que nos enfrenta a nuestra realidad y nos invita a tomar decisiones. Como todo camino del héroe el éxito también tiene dos dimensiones: exterior e interior. El crecimiento es espiritual, es renovador, es vivificante e inspirador. El despojamiento es tanto material como intelectual, sin prejuicios, comprendiendo qué es en realidad lo único esencial.  Y el regreso es triunfal.

Una novela bien escrita, bien estructurada, con buen ritmo. En apariencia simple pero profunda, entrañable, dolorosa por momentos, divertida en otros. Una novela plena de esperanza y optimismo. No podemos dejar de peregrinar con Harold Fry porque llegaremos a la misma conclusión que él: 

Para llegar a su destino debía permanecer fiel al sentimiento que había inspirado su aventura.”

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miércoles, 13 de marzo de 2013

Francisco. Un Papa del "fin del mundo."

Su Santidad Francisco ...


¡Dios te bendiga!



Un Papa evangelizador para una Iglesia del siglo XXI.

Es todo un signo el nombre: Francisco. Fue San francisco de Asís quien resignificó y revivió la Iglesia en la Edad Media mediante el ejercicio de un profundo amor por todos los seres de la creación desde la más profunda humildad. 

Francisco: el rico que se despoja.

Cualidades: Hombre de compromiso y renovación. Aguda sensibilidad. Profundamente humilde. Inteligente. Austero.  Valiente. Y más...

"En reuniones de obispos siempre quiere sentarse en las últimas filas. Esta sencillez cayó muy bien en Roma".

Bergoglio se destaca por su austeridad. Pese a ser el primero en la jerarquía eclesiástica argentina, nunca ha vivido en la elegante mansión eclesiástica en Buenos Aires y ha preferido una cama sencilla en un cuarto céntrico calentado por una pequeña estufa en invierno. Durante años se movilizó en transporte público por la ciudad y se preparó sus propias comidas.

 Se le considera moderado con mentalidad flexible, aunque sus posiciones doctrinales y espirituales condicen con el legado de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

 Al igual que otros intelectuales jesuitas, Bergoglio se ha concentrado en la obra social. Los católicos siguen comentando su discurso del año pasado en que acusó de hipocresía a otros religiosos por olvidar que Jesucristo bañó a leprosos y comió en compañía de prostitutas.
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¡Que María te cobije bajo su manto y guíe tus pasos! Y a nosotros contigo...
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jueves, 7 de marzo de 2013

Mañana lo dejo. Gilles Legardinier.

Sólo elogios...

Las últimas palabras de la novela son un consejo:
"Sé que las cosas rara vez son como deberían. Pero por encima de todo creo que en nuestra mano está mejorar nuestros destinos.
Cuidaos. Amad. Arriesgad. No tireis nunca la toalla."

Pero al llegar aquí ya hemos disfrutado muchísimo y estamos dispuestos a seguir la propuesta.





Argumento.


«¿Hasta cuándo es razonable esperar a que un hombre te bese o intente hacer el amor?»


En la tercera fiesta de divorcio de un amigo, Julie recibe una pregunta inesperada: ¿«Qué es lo más estúpido que has hecho en tu vida?». Muchas cosas, piensa, tales como intentar arreglar una toma de electricidad sosteniendo los cables entre los dientes, u obsesionarse por su nuevo vecino con sólo ver su nombre, Ricardo Patatras, escrito en el buzón.


Mientras se dispone a echar por la borda su trabajo en un banco para atender en la panadería de la señora Bergerot, y se hace cargo del pequeño huerto de su vecina, Julie no vacilará en correr todos los riesgos necesarios para conquistar el corazón de ese vecino tan seductor como misterioso.


Gilles Legardinier ha escrito una historia llena de humor acerca del poder del amor y la amistad, y la importancia de los pequeños grandes gestos cotidianos. Una novela que, como le han confesado miles de agradecidos lectores, «nos hace sentir bien»




Opinión.


Delirante. Encantadora. Tierna. Divertida. Realista. Absurda. Entrañable.


Como la vida misma. Esta novela de Gilles Legardinier es encantadora,  con claroscuros, risas y lágrimas, ternura y dolor. Y un canto de optimismo que contagia. 


En el final, el autor nos cuenta algo que su padre le dijo en una de sus últimas charlas: “-Los hombres son estúpidos y las mujeres están locas. Pero a  veces cuando se encuentran dan lugar a cosas muy bellas.” Nada en mi vida ha conseguido desmentir esa revelación.” Eso es lo que encontramos en esta maravillosa novela.


Toda “Mañana lo dejo” es una continua muestra de la disparatada e imaginativa vida de Julie, sus amigos, su entorno, Ric –su amor imposible-. Narrada desde la mirada de la protagonista nos metemos en la delirante cabeza de Julie, sus divagaciones y sueños, sus ingeniosas ideas… todo nos hace sonreír y, a veces, nos encontramos soltando una carcajada inevitable.  Poco a poco pasamos de la risa a alternar reflexiones emotivas, tiernas, comenzamos a ver el corazón, la integridad y la profundidad del personaje, de sus amistades, de su amor. Las idas y venidas, sus cavilaciones y dudas, sus incertidumbres y las pocas  certezas que va teniendo –salvo la gran certeza de estar perdidamente enamorada de Ric- las ocurrencias hilarantes, alocadas, riesgosas en las que se embarca (y a otros con ella), todo nos lleva a descubrir una protagonista encantadora, sencilla, humana, compasiva, afectuosa, anclada en valores y principios inquebrantables. Absolutamente querible. Desde sus ojos también nos enamoramos de Ric y nos encariñamos con sus “locas y fieles” amigas. Un grupete sin desperdicio.


Así como define y cataloga Julie a sus clientes en la panadería podemos describir nosotros la esencia de esta historia:


“… por encima de las anécdotas, se forma en mí una definición del ser humano bastante simple y aceptable. La inteligencia es un factor importante, también la educación y el aspecto físico, pero sobre todo la gente se define por lo que elige libremente hacer o contar. El resultado, aunque infinito, se divide naturalmente entre dos grandes polos. A fuerza de ver desfilar a gente de todo tipo, de todas las edades y de toda condición, me doy cuenta de que se puede dividir a la humanidad entre los que aman y los que ni siquiera saben lo que eso significa. Los afectuosos y los otros. (…) Se traduce tanto en la manera de ser como la de actuar. (…) Algunos son buenos escondiéndose tras su fachada de duros y tienen un corazón de oro. Otros intentan pasar por amables, pero sólo piensan en lo que les interesa.”   



Los personajes de la novela están en la primera categoría. Y por lo que leemos del autor al final de la obra, podemos estar seguros de que él mismo también es de “los que aman.” Ese cierre es la frutilla del postre y me pareció un detalle encantador.



Con un estilo limpio, sencillo, cargado de humor y sensibilidad vemos crecer una trama en apariencia simple pero muy interesante. No queremos dejar de leer y como broche, también aparece la cuota de suspenso. Creo que todos los lectores nos encontramos en determinado punto de la novela exclamando a voces: “_¡¡¡NO!!! ¡¡JULIE, NO LO HAGAS!!! Para después vivir con más tensión el desarrollo del tramo final de la historia y terminar con una enorme sonrisa y un “gracias Gilles” igual de grande. No es una novela romántica (chick-lit tal vez?) con la típica estructura del género, pero es ¡¡TAN ROMÁNTICA!!


Un bocado delicioso. Un soplo de aire fresco. Un regalo que no nos podemos ahorrar. Un placer que nos merecemos.


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domingo, 3 de marzo de 2013

El verano de mi vida. Maryann McFadden.

Recompensa.

Durante meses busqué esta novela en todos los formatos y no podía conseguirla. Mi intuición (y algunos comentarios) me decían que valía la pena... y así fue.

Por suerte el mercado digital se está ampliando y ahora encuentro muchos y buenos títulos en Librería Santa Fe. Y éste es uno de ellos. 

Aquí va...





Argumento.


Ahora que sus hijos se han ido de casa, Joanna Harrison se enfrenta al vacío y la soledad. Poco atendida por su marido, Paul, un exitoso directivo, siente que es el momento de dar un cambio drástico a su existencia. Un buen día abandona su casa dejando una breve nota como toda explicación y se instala en la turística isla de Pawleys. En su nueva vida, Joanna conoce a personajes como Grace, una anciana que la acoge en su casa, o el atractivo Hank. Pero también en la vida de Paul se producen grandes cambios y decide viajar a Pawleys para intentar recuperar a su esposa.



Opinión.


Situaciones límites. Cambio de rumbo. Abandonar todo para empezar… ¿dónde, con qué?


A eso se enfrentan nuestros protagonistas. Joanna decide abandonar su familia porque se siente infeliz. Su esposo, Paul, luego de este golpe (que considera una rabieta más) es despedido de su puesto de vicepresidente de una importante empresa. En su huída, Joanna se cruza con Grace, una anciana con un cáncer terminal. Los tres se topan con una pared, con una situación límite y tienen que tomar decisiones que afectarán el futuro y a sus familias. A partir de aquí se van construyendo y entrelazando las vidas de estos personajes en medio de las tormentas interiores que es necesario soportar y esclarecer para salir adelante.


A través de una prosa cuidada, limpia, simple pero profunda, nos vamos metiendo en los personajes con una actitud respetuosa, delicada, como asomándonos al misterio de la vida y del dolor y sintiendo empatía con estos seres que sufren y deambulan por dramas cotidianos, pero no menos hondos por ello. El suspenso, lo no dicho, lo sugerido, permiten una participación activa del lector.


Con un ritmo ágil, ameno y una tensión dramática constante la autora nos permite disfrutar de las circunstancias que marcaron a los personajes y la forma  en que van comprendiendo los porqués, cómo van recuperando la voluntad de salir adelante y planteándose nuevos objetivos, nuevos caminos.


Siempre pienso que el camino más difícil es el que nos lleva hacia adentro de nosotros mismos, hacia el descubrirnos. Y el trabajo más arduo es el de construirnos, no sólo cumplir con el mandato, con el deber ser (familiar, social), sino atrevernos a ser nosotros mismos. Y en esta novela vemos cómo Joanna y Paul se miran a sí mismos y deciden SER. El camino es doloroso, muchas veces confuso, pero ineludible si queremos llegar a la felicidad, la verdadera. 


La crisis de la medianía de la vida, cuando los objetivos primeros ya se han cumplido (hijos, trabajo, casa), y la certeza de la proximidad de la muerte son las situaciones que enfrentan a los personajes (al ser humano) con su propia vida. Por eso “El verano de mi vida” es una metáfora fuerte y profunda.



Maryann McFadden nos lleva a disfrutar delicadamente, respetuosamente, del despertar de la Vida en el otro. El camino del aprendizaje. El camino del crecimiento. El camino del Amor. Sin golpes bajos, sin sentimentalismos ni cursilerías.


Una excelente novela que se disfruta desde el principio.

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viernes, 1 de marzo de 2013

Cactus...

Para el alma...

...un enorme placer!



El cactus suaviza mis yemas con su piel.
Tiene cien años, sólo florece una vez.

En tu nombre, en tu nombre.

 Tiene un veneno más amargo que la hiel.
Con sólo invocarte voy a convertirlo en miel.

En tu nombre, en tu nombre.

Cuando te busco 
no hay sitio en donde no estés.

Y los médanos serán témpanos
en el vértigo de la inmensidad.
Y los pájaros serán árboles
en lo idéntico de la soledad.

En tu nombre, en tu nombre.

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