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jueves, 29 de mayo de 2014

Gonzalo Tavares. Reflexiones sobre la lectura.

"La lectura no es un pasatiempo, es una actividad, es un espacio de humanidad, de reflexión, de cambio..."


Una entrevista que descubrí al pasar me llevó a conocer a este escritor portugués que me atrapó, y ya estoy saliendo a comprar alguno de  sus libros.

Gonzalo Tavares cuenta su particular método de escritura y comenta su último libro Un viaje a la India, Seix Barral, una novela escrita en verso (veremos cuándo llega a Argentina).

Disfruté, sobre todo, de esta reflexión que comparto:



Para mí, cualquier lectura tiene dos momentos y el esencial tal vez sea aquel en que no estás encima de las palabras, aquel en el que no estás físicamente leyendo. Cuando suspendes la lectura, levantas la cabeza del texto y estás pensando en algo a partir de lo que acabas de leer. Eso es lo esencial de la lectura para mí. Eso es algo que diferencia claramente la literatura y el cine. Cuando estas viendo una película, la cinta no se detiene, está siempre avanzando y no puedes apartar la vista de la pantalla porque te pierdes. Con la lectura no pasa eso porque la frase siguiente está esperando por ti. Cuando leo lo hago siempre con un lápiz en la mano.
La lectura tiene un tiempo individual muy distinto de otros tiempos, como el de la televisión o el que comentaba del cine. Una persona puede demorarse unas horas, o días, o incluso años en leer un libro que a otra persona le lleva un tiempo completamente distinto. La duración de lectura de un libro es muy personal. Sin embargo, cuando nos dicen que tal película dura una hora y media, se nos está diciendo que durante ese tiempo concreto somos receptores. Por el contrario, la lectura no es una recepción. La lectura no es pasividad, es actividad. La lectura es una actividad que requiere esfuerzo. Yo no soy capaz de leer cuando estoy fatigado. No me gusta nada la idea de que leer es un pasatiempo. No es consumir algo sino un espacio de humanidad, de reflexión, de cambio…
A veces se utiliza como un elogio el hecho de leer de un tirón, pasando una hoja detrás de otra a toda velocidad. Para mí eso no es un elogio. Me gusta la idea de que la lectura obliga a interrumpir la propia lectura. Ojalá el lector de Un viaje a la India tenga que pararse, regresar a otro pasaje, volver a leer lo ya leído o abrir el libro por donde quiera y que ese fragmento le de algo, una idea, que haga que no precise saber lo que venía antes o vendrá después en el texto. Que eso que lee en ese momento tenga sentido en sí mismo. Eso significaría que todo tiene contenido, que todo es materia consistente. La literatura es mucho más que contar una historia. Es algo que tiene que dejar un eco en el lector, un rumor que le acompañe.


Fuente: hoyesarte.com 
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viernes, 23 de mayo de 2014

Lectorati. ¡GENIAL!!


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Genial! Genial! Geniaaaal!!

¡Qué buena noticia!!
Una red social para lectores, en español! He buscado, ingresado y participado en varias propuestas de este tipo sin quedar muy conforme con alguna. Pero ahora me entero de ésta y... ¡y ya estoy participando! Por supuesto. 

Hablo de Lectorati.




Una de las cosas que más valoramos los lectores es el comentario y consejo de nuestros pares, el "boca a boca" de qué nos gustó, nos llamó la atención  o no recomendaríamos por x motivo. Ese saber compartido entre fanáticos obsesivos de los libros (en cualquier formato), esa emoción que nos eriza la piel al entrar a una librería o una biblioteca... o una red social "donde se habla de libros." Nos entendemos ¿no?

Y por fin encuentro una en mi idioma,  con una estética que amé nada más verla,  una gala de buen humor que agradezco y disfruto, con diferentes opciones de consulta y serias intenciones de perdurar, ser útil y mejorar. ¡Qué más puedo pedir?



Sólo invitarlos a que la visiten, la difundan y participen. Una iniciativa seria que hay que aprovechar.

¡A disfrutar!!


martes, 20 de mayo de 2014

Encuéntrame en el cupcake café. Jenny Colgan

Días de otoño... Lluvia de hojas amarillas... LLoviznas y tardes frescas... 

Sí... definitivamente este clima se presta para arrellanarse en un cómodo sillón, una taza de café cerca y ¿por qué no? un cupcake... Y a disfrutar de este libro tan bonito.

Issy Randall tiene un novio guapo pero poco cariñoso; un cuerpo con más curvas de lo que manda la moda; un empleo bien pagado pero aburrido; una pasión desenfrenada por la repostería, y una notable habilidad para preparar las recetas de su querido abuelo Joe.
Cuando de repente se queda sin novio, sin empleo, con todos sus kilos y sus treinta y un años bien cumplidos, Issy decide que ha llegado la hora de hacer realidad su sueño: montar un café especializado en cupcakes, deliciosos pasteles en miniatura que saben de maravilla... Pero las cosas no serán sencillas.

Una típica historia de chicklit, sin pretensiones de grandeza, que nos hace pasar agradables momentos en compañía de Issy y sus amigas, mujeres luchadoras, con dolores a cuestas, con dudas y temores, pero con sueños y una gran voluntad. Simpáticas, excéntricas, despistadas, cariñosas... queribles.

Una bonita novela más sentimental que romántica, bien escrita, ágil y amena.
Recomendada... 
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sábado, 17 de mayo de 2014