Renacer...

Otra vez la magia.
¿Sólo me parece a mí... o los lapachos cada vez florecen más temprano?
El apogeo es en agosto.... ¡¡¡y ya casi estamos!!! Y, según dicen los viejos, ya no habrá más heladas. Aunque no sería la primera vez que la naturaleza se ve engañada por los vericuetos del clima, a su vez, engañado de la peor manera por el hombre.

Me produce una extraña sensación de alegría, de sorpresa, de admiración, el hecho de hacer el recorrido de todos los días y, de repente, encontrarme con una copa totalmente rosada en el mismo lugar donde ayer todo era rutina. Si parece que explotan en la noche para regalarse majestuosamente a la mañana siguiente, vestidos de gala, vestidos de esperanza.
Los lapachos...

¡¡Cómo me gusta esta ciudad!! Sus calles, sus árboles, sus perfumes... Descubrirla cada día, escudriñar sus paredes y los mensajes que manos creativas van dejando en ellas... y mil cosas más.

Ahora disfruto de levantar la mirada y gozar de las arboledas de colores, las avenidas en fuxia y verde, recorrer el costado de la vía del tren matizado en blanco y rosa... descubrir cada día un nuevo y colorido regalo que hasta ayer permanecía oculto... y que sin embargo, se estaba preparando para mí. Porque ésa es la realidad... todo es un regalo, para mí, para cada uno.