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miércoles, 14 de noviembre de 2012

La voz del corazón. Rebecca Paisley.

¡Evasión, evasión,evasión!!
Y entre otras muchas cosas, la literatura me lleva, me transporta a otros mundos...
Los libros son, a veces, mi escape...





Argumento.

Una bella y refinada mujer viaja al Oeste americano con un único objetivo: tener un hijo.
Theodosia es una apasionada de los libros, no le interesa nada más en la vida, pero quiere tener ese hijo para ofrecérselo a su hermana estéril como una gran demostración de afecto.
El mayor problema es encontrar al padre idóneo, aunque candidatos no le faltan, especialmente cuando Theodosia decide poner un anuncio haciendo pública su insólita oferta de empleo. En su ingenuidad, no es consciente de que es peligroso jugar con fuego... y con el amor.

Opinión.

¡Cómo disfruté de esta novela!
 
Había visto buenos comentarios de la obra y la autora y cuando leí el argumento quedó decidida la lectura. 
¡¡Me pareció excelente!!

¡Por dónde empezar! Sin duda el planteo argumental es original, más aún si lo encuadramos en la novela romántica histórica donde los convencionalismos y corsés sociales son determinantes,  está ambientada en el oeste norteamericano. El eje temático gira en torno a la búsqueda de ese hombre adecuado para engendrar un hijo que pudiera parecerse a su hermana y su cuñado, y aparece como una constante la figura de Roman Montana, quien primero debe trasladarla hasta su destino y luego se convierte en su guardaespaldas puesto que la ingenuidad de Theodosia la pone en peligro permanentemente. El proceso de conocerse y comprenderse es la médula de la novela, pero ese conocerse y comprenderse tiene dos direcciones: entre ellos y a sí mismo. Y ahí radica una de las riquezas de la novela.

Theodosia es una científica, una mente racional neta, inquisitiva y por lo tanto libre, erudita, curiosa pero ingenua en extremo, sin sombra de maldad, con una franqueza abrumadora, transparente, pura,  honesta, leal… Son fuente inagotable de situaciones de humor (carcajadas incontenibles para mí) el ver cómo se enfrenta a situaciones desconocidas con una brutal y peligrosa franqueza e ingenuidad. Ella es encantadora.
Roman es un hombre íntegro, sufrido, de una sabiduría profunda pero simple, honesto, cabal, astuto, pícaro, respetuoso, comprensivo, leal… Nos enamora. Cada enfrentamiento entre ellos, cada diálogo tiene una riqueza enorme en cuanto a humor, honestidad y profundidad a partes iguales.

Sin ninguna duda ese proceso de autoconocimiento y descubrimiento mutuo es una de las joyitas de la novela. Ella, con su lógica aplastante, describe todas sus sensaciones y emociones de manera precisa y minuciosa, a sí misma y a Roman. La autora nos deleita al mostrarnos el mundo interior de cada uno y luego, cuando el personajes lo comprende, recién le pone un nombre; nos hace sentir ese desconcierto del descubrirse, conocerse, del aprender a mirar al otro no sólo con mi mentalidad, sino desde la empatía… y desde allí descubrir la profundidad del ser humano. Las estrategias son, ya lo dije, el humor y los sentimientos a flor de piel, la búsqueda de la lógica, el comprender. Y ese proceso de crecimiento de los personajes como personas es delicado y rico. Cada uno mantiene el tipo, pero se enriquecen con lo que aprenden del otro.

La tensión narrativa es constante, no decae en ningún momento, algunas veces fluctúa entre la relación de pareja, la tensión sexual, luego la emotiva, los riesgos y peligros que los acechan, las decisiones que deben tomar a partir de lo que van descubriendo.

Me siento tentada de transcribir algunos pasajes de la novela para que también puedan disfrutarlos pero no quiero estropear la magia y el clima que genera la lectura. Son sin duda excelentes los pasajes cuando ella le describe cómo piensa “hacerse fecundar” y describe científicamente la relación sexual, mientras él se lo imagina desde su conocimiento de mundo. Y cuando Roman se pone a leer el tratado oriental sobre sexo con el que Theodosia se instruye, lo que piensa y comenta… me desternillé de risa. Y hay más pasajes. Tampoco falta la ternura en grandes dosis.

Él aprende a provocar y acercarse a Theodosia desde lo intelectual para hacerla llegar a la sencillez del mundo, a la poesía, a comprender que hay otra mirada posible, igual de importante, igual de profunda. Ella descubre y conoce a Roman desde las deducciones e inferencias, desde el análisis puede interpretarlo. Ambos son transparentes el uno para el otro, allí se forja y consolida la relación. 

El epílogo es un poema… ver la simbiosis entre la erudición y la sabiduría de la vida diaria en la familia que construyeron es un mimo al corazón.

¿¡Qué más puedo decir!? Pensé en quitarle alguna valoración por una parte de “experimentaciones” basadas en  el mismo tratado de sexología que leían, pero comprendí que estaba acorde con la curiosidad, el espíritu científico de Theodosia y la picardía de Roman… por lo tanto no era incoherente. 

Queda bastante claro que me encantó la novela, el estilo, la trama, los personajes… Sin duda se ha transformado  en una de mis novelas preferidas en romántica y es firme candidata a la relectura, sobre todo cuando me agote la falta de creatividad con que, a veces, tropiezo en el género. Tema aparte son las "horrorosas" portadas (sobre todo de las viejas novelas) con las cuales no se puede ir a salas de espera o colas en los bancos... Por suerte están los e-books... Pero la novela en sí... de 10.

Fresca, tierna y profunda a la vez. 

Absolutamente recomendable…
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