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jueves, 7 de marzo de 2013

Mañana lo dejo. Gilles Legardinier.

Sólo elogios...

Las últimas palabras de la novela son un consejo:
"Sé que las cosas rara vez son como deberían. Pero por encima de todo creo que en nuestra mano está mejorar nuestros destinos.
Cuidaos. Amad. Arriesgad. No tireis nunca la toalla."

Pero al llegar aquí ya hemos disfrutado muchísimo y estamos dispuestos a seguir la propuesta.





Argumento.


«¿Hasta cuándo es razonable esperar a que un hombre te bese o intente hacer el amor?»


En la tercera fiesta de divorcio de un amigo, Julie recibe una pregunta inesperada: ¿«Qué es lo más estúpido que has hecho en tu vida?». Muchas cosas, piensa, tales como intentar arreglar una toma de electricidad sosteniendo los cables entre los dientes, u obsesionarse por su nuevo vecino con sólo ver su nombre, Ricardo Patatras, escrito en el buzón.


Mientras se dispone a echar por la borda su trabajo en un banco para atender en la panadería de la señora Bergerot, y se hace cargo del pequeño huerto de su vecina, Julie no vacilará en correr todos los riesgos necesarios para conquistar el corazón de ese vecino tan seductor como misterioso.


Gilles Legardinier ha escrito una historia llena de humor acerca del poder del amor y la amistad, y la importancia de los pequeños grandes gestos cotidianos. Una novela que, como le han confesado miles de agradecidos lectores, «nos hace sentir bien»




Opinión.


Delirante. Encantadora. Tierna. Divertida. Realista. Absurda. Entrañable.


Como la vida misma. Esta novela de Gilles Legardinier es encantadora,  con claroscuros, risas y lágrimas, ternura y dolor. Y un canto de optimismo que contagia. 


En el final, el autor nos cuenta algo que su padre le dijo en una de sus últimas charlas: “-Los hombres son estúpidos y las mujeres están locas. Pero a  veces cuando se encuentran dan lugar a cosas muy bellas.” Nada en mi vida ha conseguido desmentir esa revelación.” Eso es lo que encontramos en esta maravillosa novela.


Toda “Mañana lo dejo” es una continua muestra de la disparatada e imaginativa vida de Julie, sus amigos, su entorno, Ric –su amor imposible-. Narrada desde la mirada de la protagonista nos metemos en la delirante cabeza de Julie, sus divagaciones y sueños, sus ingeniosas ideas… todo nos hace sonreír y, a veces, nos encontramos soltando una carcajada inevitable.  Poco a poco pasamos de la risa a alternar reflexiones emotivas, tiernas, comenzamos a ver el corazón, la integridad y la profundidad del personaje, de sus amistades, de su amor. Las idas y venidas, sus cavilaciones y dudas, sus incertidumbres y las pocas  certezas que va teniendo –salvo la gran certeza de estar perdidamente enamorada de Ric- las ocurrencias hilarantes, alocadas, riesgosas en las que se embarca (y a otros con ella), todo nos lleva a descubrir una protagonista encantadora, sencilla, humana, compasiva, afectuosa, anclada en valores y principios inquebrantables. Absolutamente querible. Desde sus ojos también nos enamoramos de Ric y nos encariñamos con sus “locas y fieles” amigas. Un grupete sin desperdicio.


Así como define y cataloga Julie a sus clientes en la panadería podemos describir nosotros la esencia de esta historia:


“… por encima de las anécdotas, se forma en mí una definición del ser humano bastante simple y aceptable. La inteligencia es un factor importante, también la educación y el aspecto físico, pero sobre todo la gente se define por lo que elige libremente hacer o contar. El resultado, aunque infinito, se divide naturalmente entre dos grandes polos. A fuerza de ver desfilar a gente de todo tipo, de todas las edades y de toda condición, me doy cuenta de que se puede dividir a la humanidad entre los que aman y los que ni siquiera saben lo que eso significa. Los afectuosos y los otros. (…) Se traduce tanto en la manera de ser como la de actuar. (…) Algunos son buenos escondiéndose tras su fachada de duros y tienen un corazón de oro. Otros intentan pasar por amables, pero sólo piensan en lo que les interesa.”   



Los personajes de la novela están en la primera categoría. Y por lo que leemos del autor al final de la obra, podemos estar seguros de que él mismo también es de “los que aman.” Ese cierre es la frutilla del postre y me pareció un detalle encantador.



Con un estilo limpio, sencillo, cargado de humor y sensibilidad vemos crecer una trama en apariencia simple pero muy interesante. No queremos dejar de leer y como broche, también aparece la cuota de suspenso. Creo que todos los lectores nos encontramos en determinado punto de la novela exclamando a voces: “_¡¡¡NO!!! ¡¡JULIE, NO LO HAGAS!!! Para después vivir con más tensión el desarrollo del tramo final de la historia y terminar con una enorme sonrisa y un “gracias Gilles” igual de grande. No es una novela romántica (chick-lit tal vez?) con la típica estructura del género, pero es ¡¡TAN ROMÁNTICA!!


Un bocado delicioso. Un soplo de aire fresco. Un regalo que no nos podemos ahorrar. Un placer que nos merecemos.


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