Suele pasar ¿No?
La cabeza a mil. El cuerpo al límite. La voluntad en baja.
¿Será la edad? ;)
Lo único que no cambió fue mi ritmo de lectura... o tal vez debería decir mi ritmo de evasión? A veces me sorprende la voracidad con que tomo un libro, el deseo de robar minutos a todo para seguir con esa historia que estoy leyendo, tanto que logra abstraerme (o abducirme) y vive en mi cabeza con una realidad asombrosa.
Y siempre me conmueve el poder de la imaginación en combinación con la mente. Según los entendidos en neurología, todo lo que la mente vive, se transforma en realidad mientras está en la mente. Por eso las reacciones físicas y emocionales son su consecuencia, llorar, sufrir, temer, gozar, reir... La empatía, la catarsis es inevitable... y deseable.
La magia de la literatura es única, ancestral, liberadora, terapéutica, instructiva, contagiosa... y tantas cosas más.
Y yo que paseo por los libros con tanto placer siempre tengo para elegir: teatro, poesía, narrativa; policial, romántica, contempo-
ránea, sagas, negra, realismo, latina, europea, oriental, clásica, bizarra, etc., etc.
ránea, sagas, negra, realismo, latina, europea, oriental, clásica, bizarra, etc., etc.
Es un vicio del que no deseo curarme, que deseo compartir, que deseo transmitir... y por suerte en mi entorno, mis hijos, mi familia, mi trabajo... se va dando.
Una vez más... confirmo la vocación.
Y si me pierdo, no es muy difícil encontrarme... Estaré leyendo.
;D