Uno de los mejores artículos que leí sobre el "cacerolazo" de protesta de ayer jueves 13 es el del blog Relato del presente, no tiene desperdicio y vale la pena leerlo en su totalidad... Por eso lo transcribo... Son 5 minutos para reflexionar...
Aprendamos a ver, a escuchar... y a hablar.
"Para la memoria del desastre, somos los protagonistas; para ahorrar, somos pobres; para pagar impuestos, somos ricos; para quejarnos, no somos nadie."
Una Buena Noche
Debo reconocer que de entrada me mostré escéptico: un nuevo mail que
convoca a una protesta de esas a las que no va ni el autor del correo. A
medida que los días pasaban, ví que empezaban a organizarse denserio,
con intercambio de números de celulares entre desconocidos, fijación de
puntos de encuentro a nivel nacional y con pura arenga ante los tímidos
que no sabían si iba a ser seguro o no. Así y todo, lo que confirmó que
no iba a ser un rejunte más fue la decisión de Cristina de ir a
inaugurar la línea de producción de Lacoste -marca popular favorita de
los Wachiturros- y hacía allí marchó, para hablar de la gestión de
Néstor, de lo mal que estaba el país antes de que llegara el mesías de
mirada particular, y de lo bien que estamos ahora. Hay información que
nosotros no manejamos, pero Cristina, que desayuna en la cama con sus
informes de inteligencia, la tiene clara.
A las 19,00 horas, mientras pelotudeaba en el bar Roulette de Bolivar y
Diagonal, empezaron a escucharse los primeros bocinazos. En Twitter veía
cómo los que aplaudieron el agradecimiento de Cristina al golpista y
fan de Videla Osvaldo Cornide, se escandalizaban porque Cecilia Pando
concurriría a la marcha. En idéntico sentido, supuse que repudiarían a
la CGT Balcarce por tener como referente al entregador Gerardo Martínez,
pero no pasó. Llamar golpista una protesta porque está Cecilia Pando,
pero hacerse el boludo con los procesistas propios. Hablar de soberanía
con la Barrick Gold al lado. Criticar por facho al 0800 Camporita, pero
mandar a la Gendarmería a reprimir a cualquier boludo que proteste.
Hablar de violencia de género por una caricatura, pero llevar a un acto a
un tipo que está preso por quemar viva a la jermu. Perseguir al que
quiere viajar, pero tener una casita de veraneo en Punta del Este.
Putear a los ricachones y aplaudir a la Presidente más millonaria de la
historia. Reirse de los que viven en Puerto Madero, aunque sean vecinos
del Vicepresidente. Llamarse populares, votar a Boudou. Coherencia K,
elija el ejemplo que más le guste.
Media hora después, ya en la Plaza, noté que había un número
considerable de gente. La presencia de mi odontóloga me hizo entender
por qué canceló mi turno del día. Su manera cortante de saludarme me
generó, nuevamente, algunas dudas del verdadero motivo. A la media hora,
la Plaza comenzaba a poblarse.
Lo in: Ricas pibas, buenos
culos, y esa extraña sensación de poder sacar el celular del bolsillo
sin sentir que en cualquier momento me lo kirchnerea algún compañerazo.
La presencia de amigos con los que no había arreglado encontrarme. La
creatividad de algunos para la creación de pancartas. Las noticias que
llegaban respecto de las manifestaciones en muchos puntos del país.
Chagracia, Pablo Torres Barthe |
Lo out: Si bien reconozco
que el olor a perfume bueno garpa, la ausencia de chori en el horario de
la cena hace que casi me mastique mis anteojos. La presencia de
conocidos que no tenía ganas de cruzarme. La creatividad del que puso un
cartel que rezaba "Chau, Relato" y que logró paranoiquearme por un
instante. Las noticias que llegaban respecto de las manifestaciones en
el exterior, como Punta del Este o San Luis.
Si no lo veo, no duele.
Mientras todo esto ocurría, la Presi divagaba en palabras de autoaliento
ante las banderas de la patria contratada y los operarios de la
fábrica, que se preguntaban si estaba excedida de pastillas o con un ACV
galopante. Fue la primera vez en mucho tiempo que no pude escucharla en
directo, pero la visión posterior de su discurso demostró que no me
perdí de nada. Habló de lo difícil que fue para Néstor construir una
provincia productiva en un país en el que crecía el desempleo, pero no
emitió palabra respecto de todos los fondos que le giraron Menem y
Cavallo para que así fuera, y criticó los gobiernos pretéritos, aunque
se olvidó mencionar que ella votó al turco dos veces y no se arrepintió.
Luego, en un bajón anímico, le pegó por el lado de la lástima y afirmó
que sola no puede, pidió que la ayuden y que estemos todos unidos,
organizados y en la misma dirección, con un brazo extendido para tomar
distancia, el guardapolvo almidonado, los zapatos lustrados y el pelito
dos dedos por encima del cuello de la camisa. El bajón le duró poco y al
toque nos dijo que nos quedemos tranquilos, que a ella nadie la pone
nerviosa.
Mientras los colaboradores agotaban las provisiones de Rivotril en las
farmacias sanjuaninas, en la misma provincia se llevaba a cabo otra
manifestación, al igual que en Bariloche, Paraná, Córdoba, Rosario, el
primero, segundo y tercer cordón del conurbano, varios barrios de la
Capital Federal, La Plata, Resistencia, Río Gallegos, Tucumán, Mendoza,
Salta, Mar del Plata, Santa Fe y la Quinta de Olivos.
Artemio López, por su parte, fue a tomar la merienda al programa del
progresista Eduardo Feimann, en C5N, donde aprovechó para explicar que
las imágenes de las calles colmadas no significaban nada, dado que
"estaba oscuro", que los que se quejan son los mismos que perdieron las
elecciones en octubre y que ese dato puede corroborarse con el poder
adquisitivo de la vestimenta de los manifestantes -se ve que para ver
eso, sí había luz- y con los distintos barrios que estaban protestando,
como Recoleta, Palermo y Belgrano. Lo que se le pasó es explicar qué
onda con los cacerolazos en Lugano, Mataderos, Ciudadela, Liniers, Boedo
y Barracas.
Los analistas políticos oficialistas -sí, existe esa contradicción de la
civilización- repetían una y otra vez que el número no resta
importancia al reclamo, pero tampoco tiene que exagerarse, dado que hace
seis meses Cristina ganó con el 54%. Unos cráneos. Bajo esa misma
perspectiva, a la mina que se encama con el guía en la Luna de Miel, hay
que perdonarle la revoleada de chancleta sólo porque se casó una semana
antes. En 678, el Baba Barone llamaba a la paz y la conciliación al
afirmar que todavía quedaban más de 150 semanas de gestión para seguir
caceroleando, mientras Sandra Russo hacía uso de sus conocimientos
antropológicos sociales de Cosmopolitan, para manifestar que los que
cacerolean son los que mejor la pasan.
Se ve que el kirchnerista del montón no sólo es conservador y pacato en
lo que respecta a la sexualidad de la mujer con poder, sino que también
es clasista y, asumimos, bastante pelotudo. No hay pensamiento más facho
que el que supone que por pertenecer a determinado estamento de la
sociedad, no podés protestar. No hay mentalidad más milica que la de
prejuzgar que porque se viste con pantalón y zapatos, es un tipo que se
queja de lleno. No hay pensamiento más pelotudo que creer que pasarla
bien sólo es comer todos los días y poder mirar fútbol gratis los fines
de semana. El parámetro de qué es pasarla bien se mide en los valores,
necesidades y proyecciones de cada uno. Pasarla bien es que te sobre lo
suficiente como para gastarla en lo que quieras o ahorrarla si se te
canta. El croto de la esquina de mi casa -que no es un producto del
modelo, sino que le piró el marulo- también la pasa bien con sus
bártulos, sus dos perros y comiendo lo que le tiran de la pizzería. Es
su modelo de vida, su proyección y su umbral de esfuerzo. Quizás, lo que
se nos fue al tacho es la idea de la verdadera justicia social, que no
consiste en otra cosa que garantizar a cada uno la igualdad de
condiciones para que, en virtud de su esfuerzo, llegue a donde quiera
llegar sin que nadie le cague la vida. Justicia no es darle a todos lo
mismo, sino darle a cada uno lo que le corresponde.
El kirchnerista promedio -trato de no generalizar, porque hay algunos
que defienden porque sí y no se la pasan tirando argumentos
existenciales- cree que pagar una asignación a quien no aporta, y
hacerlo con plata del que aporta y -al que se le niega la misma
asignación- es redistribución de la riqueza, cuando en el barrio le
llamamos discriminación. Asimismo, supone que quitarle al que más tiene
para darle al que menos, también es redistribución, pero mete en la
misma bolsa a cualquier asalariado con posibilidades de pagar un colegio
privado para sus pibes y cambiar el auto cada tanto. En este sentido,
jamás va a entender el reclamo de la clase media, ni tampoco le
interesa. La clase media a la que desprecian es la misma clase que más
consume, la que mayor movimiento produce en la economía, la que más
aporta al Estado, la que nutre las cajas para que Cristina se sienta la
Madre Teresa de paseo por los suburbios de Calcuta.
Deberían hacer un listado para saber de qué sí está bien quejarse y
quién puede hacerlo. Deberían hacerlo, porque cuando protestan los Qom,
la defensa de los derechos de los pueblos originarios se la pasan por el
ocote; cuando protesta un pueblo entero en contra de la minería a cielo
abierto, es un caso aislado; cuando los que se quejan son los veteranos
de guerra, se los reprime para que no molesten; cuando el quilombo lo
arman los docentes de Santa Cruz, se les pasa con una 4x4 de algún
funcionario por encima; cuando se quejan los pasajeros de los
ferrocarriles, son unos atolondrados de la vida que quieren llegar más
rápido de lo que se puede; y cuando se quejan los laburantes por el
impuesto a las ganancias, son unos garcas que no se dan cuenta que
pertenecen al 19% que cobra por encima de los cinco mil pesos. ¿Quién
debería reclamar, si los que están bien no tienen de qué quejarse y los
que están mal son ninguneados? ¿Con quién deberíamos quejarnos si no es
con el gobierno que decide nuestros destinos económicos a tal punto que
ahora se mete, directamente, a revisar cuánto gastamos en el
supermercado? ¿A quién le reclamamos, a Dios?
Y todavía nos atemorizan con las imágenes de la crisis desatada con la
caída de De La Rúa. Y lo hacen de un modo tan incoherente que no tienen
en cuenta que fue esa misma clase media que ellos desprecian, ningunean y
basurean, la que provocó el estallido social y político más grande que
este país recuerde. Para la memoria del desastre, somos los
protagonistas; para ahorrar, somos pobres; para pagar impuestos, somos
ricos; para quejarnos, no somos nadie.
En el plano netamente político, no concuerdo con que haya sido un
mensaje para la oposición. La gente fue a putear a Cristina del mismo
modo en que en 2001 fue a pedir que De La Rúa se vaya a peinar la melena
de Pertiné a su casa y no vuelva más. La bronca es así, sin anestesia,
hace catarsis y estalla hacia el que la provoca. Que la oposición es un
desastre, nadie lo duda y hasta sospecho que Binner manifestó su rechazo
y apoyo a la protesta de hoy. El que no es pechofrío, está cooptado, y
el que no, tiene menos ideas que Ballestrini o acompaña el voto "con
objeciones, pero también con convicciones." Sin embargo, con oposición o
sin ella, nadie es imprescindible. Quedarse cruzados de brazos por
temor a lo que venga, no vale. Y si no se hace nada por temor, nos
ganaron. De última, si nos mienten con la inflación, nos chamuyan con la
inseguridad, nos bolacean con que somos potencia industrial, nos
inventan que el mundo nos envidia, nos salamean con que no hay pobres y
tenemos pleno empleo ¿vamos a creerles que son ellos o el caos?
Hasta dijeron que íbamos a ser cuatro gatos locos golpeando un par de
cacerolas Essen y al rato, cuando vieron cómo venía la mano, se borraron
del mapa. Desaparecieron, se escondieron. Hoy podrán hacer de cuenta
que no pasó nada y hasta podrán afirmar que la manifestación no fue
espontánea y que el Partido Obrero, en sociedad con el Pro, la Izquierda
Unida y el PAN, de golpe tienen un aparato político nacional para
provocar convocatorias masivas en todo el país. O que detrás de esto se
encuentra la CIA, el Mossad y la Agencia Marciana de Espionaje, con la
clara complicidad de Duhalde, el Pollo Sobrero y Jacobo Winograd. Pero
la satisfacción de saber que no tienen forma de creerse la mentira, que
anoche les coparon la calle sin temor y que Cristina está al tanto de
todo, no tiene precio.
Viernes. Pase lo que pase, fue una buena noche.
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