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viernes, 18 de enero de 2013

Doña Flor y sus dos maridos. Jorge Amado.

Sensual. Pícara. Desenfadada y profunda a la vez.
Una novela para el más puro deleite de los sentidos. Sabores. Olores. Sensaciones y emociones a granel. 
Y todo el mundo espiritual en un sincretismo tan fuerte como sólo se puede ubicar en Bahía, en Brasil.




Argumento.

Cogido en pleno pandemonio del Carnaval, el irresponsable Vadinho dos Guimaraes muere durante el desfile, dejando detrás a su sufrida esposa, la irreprensible Doña Flor. Como viuda, se dedica a su escuela de cocina y a una serie de amigos metiches pero bien intencionados quienes le urgían a que se casara de nuevo. La solitaria viuda se encontró atraída al Dr. Teodoro Madureria un farmacéutico considerado y delicado, que es todo lo que Vadinho jamás fue.
Después de la boda, Flor prolongaba los placeres amorosos de su marido de forma sensual y exhaustiva y su deseo es tan fuerte, que trae de regreso de la tumba a su finado marido directo a su cama.

Opinión.



Salvador de Bahía, primera capital de Brasil, el distrito con mayor porcentaje de población negra (más de 80%), donde los dioses africanos se entremezclan con los santos católicos y conviven en los corazones y costumbres de la gente. Donde el ritmo de la samba y la capoeira deslumbran, contagian, cautivan. Todo está teñido de alegría, de magia, de intensidad.


Doña Flor, una mujer honesta, íntegra, sufrida, digna, apasionada. Dividida entre el deseo y el deber ser.  Vadinho, carismático, un “loco lindo,” un tarambana, un niño inmaduro en cuerpo de hombre, irresponsable pero encantador. Teodoro, honesto, probo, fiel, equilibrado. Personajes principales tan bien construidos, en sus grandezas y sus debilidades, sus costumbres y anhelos. Ambos hombres son el ying y el yang de Doña Flor.  

Los secundarios: Rozilda, la suegra, Norma, la amiga, Gisa, los “compinches” de juerga de Vadinho y tantos más, todos forman un coro de voces y miradas imprescindible, fiel retrato de una cultura con tantos matices y tanta riqueza. Se vive “el barrio,” las chismosas, las cizañeras, las bienintencionadas, los vividores, los figurones, las “perdidas.” Y siempre logra Jorge Amado transmitir la cotidianidad, la cercanía, creando novelas costumbristas y, a la vez, tan ricas, tan únicas, tan latinas, tan brasileñas.


Doña Flor y sus dos maridos es una novela enorme, por su extensión (600 págs.) y por su riqueza. 
Una novela que se siente a flor de piel y en el corazón. Ya nos emociona, nos enoja, nos hace reír…

Con un estilo característico de Amado, con una prosa muy rica, casi erudita, llena de imágenes, de metáforas. Delirante a veces.  Adictiva sin duda. Su lectura es un placer que hay que regalarse.


Una novela para encarar con tiempo y calma, para saborearla.


Muy buena. Por algo es un clásico.
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