Grace Melbury, la preciosa y delicada hija de un próspero maderero que haría cualquier cosa por ella, regresa al pequeño pueblo de su infancia después de haber recibido una refinada educación lejos de allí. Su reencuentro con quien siempre estuvo destinado a ser su marido, Giles Winterborne, les revela a los dos que, pese a todo lo que él pueda amarla, no está a la altura de sus nuevas expectativas sociales y, en cambio, sí lo está el nuevo médico de la región, el aristocrático Edred Fitzpiers, que aparece rodeado de libros y de un raro halo de misterio. La relación que se establece entre los tres se verá salpicada de malentendidos y traiciones, pero también de una devoción y una lealtad que conducirán a un desenlace extraordinario.
Según el propio autor ésta es una de sus novelas favoritas y de hecho se difruta mucho con su lectura.
La trama nos plantea de lleno el tema de las aspiraciones de movilidad social y la conocida alternativa de lograrlo a través del matrimonio. Surge de nuevo la cuestión del lugar y el rol de la mujer como el de una pieza de ajedrez que los hombres de la familia mueven según sus necesidades y aspiraciones.
En este caso el padre de Grace se muestra más amoroso y pendiente de su hija y sinceramente pretende ofrecerle lo mejor, pero en su anhelo olvida valores esenciales. Por su parte Giles, el joven eterno enamorado de Grace, encarna la perseverancia, la resignación y la honorabilidad en este tablero donde le toca jugar.
Cuestiones que siempre aparecen cuando se habla de la sociedad inglesa (y creo que en general) en el siglo XIX son las de las apariencias, la honorabilidad del trabajo, la nobleza empobrecida y la importancia del linaje.
A lo largo de la novela vamos acompañando a Grace en la toma de conciencia, en su propia maduración, y al final nos encontramos con una mujer que se atreve a tomar las riendas de su propio destino, no sin antes haber sufrido para llegar a ese punto. Afortunadamente, no es la única que madura, y esto nos lleva a un final muy interesante.
Una novela muy bonita, con excelentes descripciones de los caracteres de los personajes, unos bellos paisajes de la campiña inglesa y que muestra la vida sencilla -que no simple- de los habitantes del bosque.
Muy recomendable.
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