Provocadora.
Reflexiva.
Y aunque sigo buscando un solo adjetivo más para calificarlo no logro quedarme con sólo uno más.
Porque esta novela de John Irving, en mi caso, cumplió con su objetivo: Cuestionar. No hablaría ya de incomodar, porque no es ésa la sensación que generó en mí. Pero sí en algunos puntos pensé: "Bueno, aquí ya se pasa." Y aunque muchas veces la realidad supera la ficción me parece que un mundo tan saturado como plantea esta obra es bastante poco probable. Y esta mirada, esta postura, es la que introduce al final el autor con un personaje que dice lo que probablemente se planteen los lectores (me incluyo) y, de alguna manera, representa un guiño pícaro y astuto de Irving.
La novela cuenta la vida de Billy Dean, desde su adolescencia hasta casi sus setenta años. Y la búsqueda y formación de su identidad (más centrada en la sexualidad) en cada paso. No vemos un personaje conflictuado, oscuro, por el contrario, toma su vida y su sexualidad con bastante naturalidad, no hay traumas paralizantes. Sí vemos la insatisfacción, las dudas, las incertidumbres, pero dentro de procesos normales y habituales en la maduración de las personas. Nuestro Billy es bisexual y crece en un mundo lleno de tabúes y prejuicios pero también un mundo de dobles discursos y anhelos ocultos (o no tanto). El mismo teatro de tragedias, comedias y absurdos de Shakespeare e Ibsen en el que crece Billy se representa también en esa sociedad.
Excesos, perversiones, promiscuidad, incesto, travestismo... creo que ha dado lugar a todo. Y dentro de tanta trama revuelta el lector va corriendo y comprendiendo (o no) las vidas de esos personajes, algunos más enteros que otros. Si bien Billy logra integrar su personalidad hay varios personajes que no lo superan y caen en espirales autodestructivos. Amplio panorama del género humano.
Hay pasos de comedia, sobre todo al principio, y luego comenzamos a descubrir las tragedias, entre ellas, la epidemia de SIDA que azoló a EEUU en las últimas décadas del siglo XX. Tanta promiscuidad y liberación sin prevención deja una profunda huella en la sociedad. De paso, va una crítica a la inacción del gobierno de Bush.
¿Moviliza? Sí. ¿Cuestiona? Sí.
Está escrita para eso. Repito: me reconcilió la postura del personaje al final de la novela, como nuestro Billy es escritor y los temas de sus obras son los mismos que lo afectaron siempre -identidad sexual- y como además es un activo defensor de la igualdad y la no discriminación, este personaje lo enfrenta a la opinión de sus lectores (los de Billy y los de Irving) y en las respuestas que ofrece podremos encontrar también las que nosotros hacemos al autor. Ingenioso y cómplice final.
Una muy buena obra, realista, creativa, profunda. Obviamente, muy bien escrita.
Muy recomendable.
.En el pequeño teatro de aficionados de la localidad de First Sister, y también en el Club de Teatro del colegio, al adolescente Billy Dean suelen caerle en suerte papeles complejos y ambiguos, pero sin duda nunca serán tan valientes y comprometidos como los que tendrá que interpretar en ese otro gran teatro que es la vida. Lo cierto es que, a sus trece años, su existencia da un vuelco tras conocer al atractivo Richard Abbott, su futuro padrastro y figura clave en su educación sentimental. Richard también le presentará a la señorita Frost, la maravillosa bibliotecaria del pueblo, quien guía sus primeras lecturas antes de acabar convirtiéndose en fiel cómplice. A medida que avanzan los cursos escolares, y mientras se forja como escritor, Billy se embarca en la búsqueda de su identidad sexual al tiempo que vive cada vez de manera más apremiante la necesidad de conocer a su verdadero padre, ese eterno ausente del que nadie habla. Tardará toda una vida en dar con él, y será en Madrid.
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