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jueves, 24 de julio de 2014

Territorio de penumbras. Cristina Bajo

La saga de los Osorio llega a su cuarta entrega con la acostumbrada excelencia.


París, 1841. Sebastián Osorio y el doctor Saint-Jacques, quienes combatieron bajo las órdenes del general José María Paz en La Tablada, se reúnen y deciden volver a la Argentina para luchar por la Constitución. Mientras tanto en Córdoba, Fernando Osorio entierra al perro de su mujer -asesinada dos años atrás-, que ha muerto defendiéndolo. El corazón del Payo está dividido entre el recuerdo de la amada y la pasión que siente por su prima Ignacia, la dama del halcón, a quien no puede desposar. Desde Galicia, un misterioso hidalgo y su acólito sarraceno llegan a la ciudad trayendo noticias del marido de Ignacia. Y el legendario gobernador de Córdoba, López Quebracho, regresa del sur para sofocar intrigas y reclamar la lealtad de Fernando. La Guerra Civil arrasa en las provincias, pero las mujeres resisten como faros en la tormenta: las Osorio, «imbatibles en asuntos de conciencia, lealtades o venganzas», y las de los vencidos, que en medio del dolor, se empeñan en reparar el tejido de la vida. Así, mientras se sepulta a los muertos y se llora a los ausentes, el amor, el desolado amor, renace entre las ruinas. Completan la saga «Como vivido cien veces», «En tiempos de Laura Osorio» y «La trama del pasado».

Cristina Bajo confirma, una vez más, por qué está considerada una de las mejores plumas de la literatura argentina. Y es que Territorio de penumbras ha puesto el listón aún más alto y pone el moño a la historia de Fernando "el Payo" Osorio e Ignacia con maestría.

La atrapante historia de la familia Osorio es adictiva. Sus mujeres son férreas, íntegras, valientes, han superado adversidades impensadas y no temen desafiar las normas de la sociedad y enfrentarse a quien sea por defender lo suyo. Doña Francisquita, la matrona, Luz, Laura, Leonor, Ignacia, Mercedes y otras mujeres de la época; las criadas, tan fieles y fuertes, luchadoras. Un racimo de mujeres que han sido sostén y columna de la familia, de la sociedad, de la patria. Mujeres en las cuales los hombres han podido recostarse, delegar, que han descuidado por los ideales de la patria unida y libre -que tantas vidas se cobró, la mayoría de manera injusta y absurda-. Sus hombres son cabales, idealistas, nobles, comprometidos, apasionados.  Los impetuosos amores que han vivido, hombres y mujeres, son la guía que los impulsa y los protege. El hilo más sólido es, siempre, el vínculo familiar. Los nudos de vivencias compartidas entre hermanos, los mismos ideales -aunque se llegue por caminos dispares-, el sentido de pertenencia al terruño, a los afectos, el cobijamento y la comprensión que sólo se encuentra entre los nuestros. Y las fuerzas espirituales siempre presentes completan esta trama donde el cielo y la tierra se conjugan para que los hombres encuentren su destino.

La crudeza de la realidad histórica nos ayuda a comprender de dónde venimos y ver la fuerza e intensidad de la lucha, en los diversos aspectos de la vida, sólo le suman belleza a esta trama impecable creada por Cristina Bajo.

Personajes pintorescos, adorables, intrépidos, cálidos, audaces, pacientes, abnegados, alocados, románticos... tenemos del color que busquemos, y todos entrañables. También están los intrigantes, despiadados y absurdos. Parte de la vida. 
Vivimos con ellos. Sentimos con ellos. Anhelamos con ellos.

¡Excelente! ¡Imperdible! ¡Una delicia!!
La Saga de los Osorio es lectura obligada.
Literatura argentina de excelencia.
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