Las últimas palabras de la novela son un consejo:
"Sé que las cosas rara vez son como deberían. Pero por encima de todo creo que en nuestra mano está mejorar nuestros destinos.
Cuidaos. Amad. Arriesgad. No tireis nunca la toalla."
Pero al llegar aquí ya hemos disfrutado muchísimo y estamos dispuestos a seguir la propuesta.
Argumento.
«¿Hasta cuándo es razonable esperar a que un hombre te bese o intente hacer el amor?»
En la tercera fiesta de divorcio de un amigo, Julie recibe una pregunta inesperada: ¿«Qué es lo más estúpido que has hecho en tu vida?». Muchas cosas, piensa, tales como intentar arreglar una toma de electricidad sosteniendo los cables entre los dientes, u obsesionarse por su nuevo vecino con sólo ver su nombre, Ricardo Patatras, escrito en el buzón.
Mientras se dispone a echar por la borda su trabajo en un banco para atender en la panadería de la señora Bergerot, y se hace cargo del pequeño huerto de su vecina, Julie no vacilará en correr todos los riesgos necesarios para conquistar el corazón de ese vecino tan seductor como misterioso.
Opinión.
Delirante. Encantadora. Tierna. Divertida.
Realista. Absurda. Entrañable.
Como la vida misma. Esta novela
de Gilles Legardinier es encantadora, con claroscuros, risas y lágrimas, ternura y
dolor. Y un canto de optimismo que contagia.
En el final, el autor nos cuenta
algo que su padre le dijo en una de sus últimas charlas: “-Los hombres son
estúpidos y las mujeres están locas. Pero a
veces cuando se encuentran dan lugar a cosas muy bellas.” Nada en mi
vida ha conseguido desmentir esa revelación.” Eso es lo que encontramos en esta
maravillosa novela.
Toda “Mañana lo dejo” es una continua
muestra de la disparatada e imaginativa vida de Julie, sus amigos, su entorno,
Ric –su amor imposible-. Narrada desde la mirada de la protagonista nos metemos
en la delirante cabeza de Julie, sus divagaciones y sueños, sus ingeniosas
ideas… todo nos hace sonreír y, a veces, nos encontramos soltando una carcajada
inevitable. Poco a poco pasamos de la
risa a alternar reflexiones emotivas, tiernas, comenzamos a ver el corazón, la
integridad y la profundidad del personaje, de sus amistades, de su amor. Las idas
y venidas, sus cavilaciones y dudas, sus incertidumbres y las pocas certezas que va teniendo –salvo la gran certeza
de estar perdidamente enamorada de Ric- las ocurrencias hilarantes, alocadas,
riesgosas en las que se embarca (y a otros con ella), todo nos lleva a descubrir
una protagonista encantadora, sencilla, humana, compasiva, afectuosa, anclada
en valores y principios inquebrantables. Absolutamente querible. Desde sus ojos también nos enamoramos
de Ric y nos encariñamos con sus “locas y fieles” amigas. Un grupete sin
desperdicio.
Así como define y cataloga Julie
a sus clientes en la panadería podemos describir nosotros la esencia de esta
historia:
“… por encima de las anécdotas, se forma en mí una definición del ser humano bastante simple y aceptable. La inteligencia es un factor importante, también la educación y el aspecto físico, pero sobre todo la gente se define por lo que elige libremente hacer o contar. El resultado, aunque infinito, se divide naturalmente entre dos grandes polos. A fuerza de ver desfilar a gente de todo tipo, de todas las edades y de toda condición, me doy cuenta de que se puede dividir a la humanidad entre los que aman y los que ni siquiera saben lo que eso significa. Los afectuosos y los otros. (…) Se traduce tanto en la manera de ser como la de actuar. (…) Algunos son buenos escondiéndose tras su fachada de duros y tienen un corazón de oro. Otros intentan pasar por amables, pero sólo piensan en lo que les interesa.”
Los personajes de la novela están
en la primera categoría. Y por lo que leemos del autor al final de la obra,
podemos estar seguros de que él mismo también es de “los que aman.” Ese cierre
es la frutilla del postre y me pareció un detalle encantador.
Con un estilo limpio, sencillo,
cargado de humor y sensibilidad vemos crecer una trama en apariencia simple
pero muy interesante. No queremos dejar de leer y como broche, también aparece la
cuota de suspenso. Creo que todos los lectores nos encontramos en determinado
punto de la novela exclamando a voces: “_¡¡¡NO!!! ¡¡JULIE, NO LO HAGAS!!! Para después
vivir con más tensión el desarrollo del tramo final de la historia y terminar
con una enorme sonrisa y un “gracias Gilles” igual de grande. No es una novela
romántica (chick-lit tal vez?) con la típica estructura del género, pero es ¡¡TAN ROMÁNTICA!!
Un bocado delicioso. Un soplo de
aire fresco. Un regalo que no nos podemos ahorrar. Un placer que nos merecemos.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario